viernes, 12 de agosto de 2011

Super 80's





Tengo que escribir esta reseña ahora mismo. No puedo dejar pasar más tiempo, tiene que ser AHORA. Si tardo en escribirla pueden pasar cosas que inutilizen por completo mis primeras impresiones sobre “Super 8”.No, las razones no responden a fechas de entrega (por ahora no existe ese tipo de presión…por ahora!) sinó a cuestiones más urgentes aún: tengo miedo de volver a la adultez en cualquier momento. Y tengo miedo de que, con ella, lleguen los cuestionamientos propios de una persona “adulta”, las ironías, el sarcasmo, las reflexiones sociológicas y todas esas cosas que definitivamente no encajarían con una reseña sobre esta película. Y así, como una cenicienta que tiene miedo de que su lujoso carruaje se convierta en calabaza, comienzo a bajar a texto mis primeras impresiones sobre “Super 8”. Empezemos por la sinopsis. Acotada, para no espoilear demasiado.

Un empleado de una fábrica saca las chapas con números que celebran más de 700 días sin accidentes para retrotraer la cuenta a 1. Con ese maravilloso poder de síntesis se expone el conflicto subyacente en todo el film: acaba de morir en un terrible accidente la madre de nuestro protagonista, Joe (Joel Courtney, una cara 100% Spielberg). Quien, 4 meses después, aún no puede superar ese suceso traumático, al igual que su padre. Como vía de escape cuenta con su grupo de amigos- con quienes está a punto de realizar una película casera de zombies con una cámara super 8-y sobre todo con Alice, la chica de sus sueños (Elle Fanning, la hermana de Dakota). Mientras ruedan una escena de esa película son testigos de un espectacular choque de tren. Un accidente que, luego de extrañas desapariciones y hechos inexplicables, descubrirán que no ha sido tal. Y que, para peor, hay militares involucrados y una extraña criatura que se mueve entre sombras.

Ante todo, quisiera dejar en claro algo: yo nací en 1979, época en la cual transcurre el film de J.J Abrams. Y, como todos saben, a nuestro país llega todo tarde, por lo cual el 1979 de yanquilandia llegó a Argentina en 1985. Mi primer contacto con el cine-el primero que recuerdo-es a través de dos figuritas: las de “El regreso del Jedi”…y las de E.T. Si a eso sumamos el hecho de que “Indiana Jones y el templo de la perdición” (junto con la ya mencionada película de la saga Star Wars) fue ESA película que nunca me cansaba de ver una y otra vez, el veredicto es inexorable: no puede no gustarme “Super 8”. Es una cuestión generacional, genética, cinética. Va contra toda objetividad. Y es que la película, al igual que la comedia “Paul” (Greg Mottola, 2011) es una carta de amor de Abrams a Spielberg, una reivindicación de ese cine que aunaba entretenimiento y calidad, fantasía y personajes muy humanos, sentido de la maravilla y emoción. Ese homenaje se extiende a films como “Los Goonies”, las películas de Joe Dante e incluso a los zombies de Romero (quien incluso es mencionado en un divertido guiño.)
Lo remarcable es que esa carta de amor está hecha con la misma caligrafía de Spielberg, con el mismo tipo de papel y la misma pluma. Es tal el nivel de mimetismo que nos hace pensar si realmente es Abrams quien escribe, o si es el mismísimo director de “Tiburón” usando un seudónimo: esos personajes, esos travellings incesantes, esa fotografía, la música casi omnipresente con esos compases al mejor estilo John Williams…Uno puede imaginarse a Steven saliéndose de su rol de productor y encarando a Abrams en medio del rodaje: “a ver, pibe, me dejás dirigir esta escenita?. Es ésta y nada más.” “bueno, Steve, pero es la última, ok? Me estás filmando media película!” Algo parecido a lo que según dicen pasó cuando produjo “Poltergeist” (Tobe Hooper,1982).

Pero lo que es realmente digno de destacar es que no se trata de calcar un estilo y quedarse en eso. No es una película pochoclera al uso. Al igual que en aquella obra maestra llamada The host (Joon-Ho Bong,2006), el monstruo es la excusa para contarnos una historia donde el amor y los conflictos familiares juegan un papel determinante. Y hay mucho sentimiento involucrado, mucha nostalgia. Hacia una época,(como también lo evidencia el impresionante soundtrack) pero sobre todo hacia una manera de hacer cine. Y si los efectos especiales están perfeccionados acorde a los tiempos que corren, la sensibilidad del film se quedó a comienzos de los 80, lo cual le valió críticas que lo acusan de “ñoño”. Pero donde algunos podrán ver noñez o cursilería otros, como yo, verán inocencia y amor por el cine de género de los 80, con todos sus códigos y marcas de estilo. Si uno entra en el juego, es imposible no sentir el deseo irrefrenable de formar parte de la banda de Joe, de correr junto a ellos en medio de una invasión -extraterrestre o militar, lo mismo da- para rescatar a la chica de nuestros sueños. Y esa sensación, la de ser niño por dos horas, es algo que no tiene precio.
Poco importa que cuando salgamos del cine sigamos siendo los mismos y el carruaje se convierta en calabaza. Quien nos quita lo bailado?




El shéneral


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