Swades, de Ashutosh Gowariker, con Shahrukh Khan y Gayatri Joshi, 189 min. , 2004.
La marcha de los ejércitos de Persia siempre fue descripta como devastadora. Estremecía la tierra con sus pasos, secaba los ríos y los sobrevivientes de los pueblos solo eran despojos humanos. Dos milenios y un puñado de siglos después, el pueblo de Charampur en la India, posee las mismas características de los territorios que fueron víctimas de los persas. Charampur parece el resultado de un ataque bélico. Sus habitantes viven en chozas deplorables, están endeudados y no pueden mandar a sus hijos a la escuela. Sufren de terribles sequías y viven en la oscuridad ya que las instalaciones eléctricas en raras ocasiones funcionan. Ashutosh Gowariker en su film Swades (2004) pasea al espectador por las miserias de estas personas para generar conciencia. Y lo hace de una forma particular. Mohan (Shahrukh Khan), el protagonista, es un hindú de visita en su propio país. Desde hace doce años vive en Estados Unidos trabajando para la NASA. Casi no conoce las tradiciones, los lugares y la situación en la que viven sus compatriotas. Gowariker toma a este sujeto y lo hace funcionar como dos puntos de vista diferentes que terminan apuntando a lo mismo. Uno es lo que se puede dar a llamar “el punto de vista extranjero”. El espectador no proveniente de la India puede conocer, al mismo tiempo que Mohan, las costumbres y demás características de esa nación. El segundo punto de vista parte del lado ciudadano de Mohan y es el que intenta generar un abrir de ojos en los habitantes de la India. Les permite ver la terrible situación que se vive y el pensamiento “prehistórico” que tienen sus dirigentes políticos. Permite que el pueblo sepa que se pueden lograr cosas. Que se puede evolucionar a partir del trabajo grupal y es justamente la evolución la que cumple un papel sumamente importante en la historia. La evolución de Mohan es hacer su viaje en busca de un bien personal y terminar realizando un bien para todo el pueblo. Su cambio es acompañado por el de la civilización. Llega el progreso y para poder progresar se necesita primero retroceder. Ir al inicio del problema para luego solucionarlo. Esta lección es aprendida por el joven Marty McFly (Michael J. Fox) en Volver al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985). La máquina del tiempo lo hacía regresar a su pueblo natal, pero que es casi desconocido para él. Nada le resulta familiar y precisamente sus familiares no lo conocen. Marty regresa a los inicios de esa comunidad y se podría decir también que regresa al vientre materno al encontrarse con su adolescente madre. Gowariker al parecer, hace lo mismo. Toma a su personaje y lo regresa a una civilización que parece de otra época en el tiempo y realiza un viaje que lo lleva de vuelta al vientre materno. Busca a la mujer que lo crió. Esa mujer a la que él llama segunda madre.
La marcha de los ejércitos de Persia siempre fue descripta como devastadora. Estremecía la tierra con sus pasos, secaba los ríos y los sobrevivientes de los pueblos solo eran despojos humanos. Dos milenios y un puñado de siglos después, el pueblo de Charampur en la India, posee las mismas características de los territorios que fueron víctimas de los persas. Charampur parece el resultado de un ataque bélico. Sus habitantes viven en chozas deplorables, están endeudados y no pueden mandar a sus hijos a la escuela. Sufren de terribles sequías y viven en la oscuridad ya que las instalaciones eléctricas en raras ocasiones funcionan. Ashutosh Gowariker en su film Swades (2004) pasea al espectador por las miserias de estas personas para generar conciencia. Y lo hace de una forma particular. Mohan (Shahrukh Khan), el protagonista, es un hindú de visita en su propio país. Desde hace doce años vive en Estados Unidos trabajando para la NASA. Casi no conoce las tradiciones, los lugares y la situación en la que viven sus compatriotas. Gowariker toma a este sujeto y lo hace funcionar como dos puntos de vista diferentes que terminan apuntando a lo mismo. Uno es lo que se puede dar a llamar “el punto de vista extranjero”. El espectador no proveniente de la India puede conocer, al mismo tiempo que Mohan, las costumbres y demás características de esa nación. El segundo punto de vista parte del lado ciudadano de Mohan y es el que intenta generar un abrir de ojos en los habitantes de la India. Les permite ver la terrible situación que se vive y el pensamiento “prehistórico” que tienen sus dirigentes políticos. Permite que el pueblo sepa que se pueden lograr cosas. Que se puede evolucionar a partir del trabajo grupal y es justamente la evolución la que cumple un papel sumamente importante en la historia. La evolución de Mohan es hacer su viaje en busca de un bien personal y terminar realizando un bien para todo el pueblo. Su cambio es acompañado por el de la civilización. Llega el progreso y para poder progresar se necesita primero retroceder. Ir al inicio del problema para luego solucionarlo. Esta lección es aprendida por el joven Marty McFly (Michael J. Fox) en Volver al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985). La máquina del tiempo lo hacía regresar a su pueblo natal, pero que es casi desconocido para él. Nada le resulta familiar y precisamente sus familiares no lo conocen. Marty regresa a los inicios de esa comunidad y se podría decir también que regresa al vientre materno al encontrarse con su adolescente madre. Gowariker al parecer, hace lo mismo. Toma a su personaje y lo regresa a una civilización que parece de otra época en el tiempo y realiza un viaje que lo lleva de vuelta al vientre materno. Busca a la mujer que lo crió. Esa mujer a la que él llama segunda madre.
Finalmente Marty y Mohan (que también comparten la misma inicial y la misma cantidad de letras en sus nombres) tienen la misma misión: arreglar los conflictos para volver a su lugar en la sociedad. Mohan lo hace una vez que logra generar electricidad en la aldea (con efecto de corriente a través de los cables) al igual que el Doc. Brown (Christopher Lloyd) la generaba para mandar de regreso a Marty. Es en ese momento, cuando se ve a Mohan trabajando junto a los habitantes y cuando expresa sus deseos de quedarse allí, que el espectador se da cuenta que estaba equivocado. Mohan no era una encarnación de Marty sino del Doc. Brown. Ambos deciden no irse. No volver a la ciudad. Optan por quedarse en ese pueblo que aman (en el primer caso la aldea de Charampur y en el segundo el Far West). Los dos deciden generar el progreso desde allí y se quedan, no solo por lo maravilloso del lugar que aprendieron a amar sino también por las mujeres que aman.
El progreso termina estando en ese pueblo de antaño y volver al futuro, mejor dicho a la civilización estadounidense, se vuelve tan irreal como hace treinta años la idea de que un auto fuera usado para viajar en el tiempo.
Nicolás Ponisio.